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Trabajar con Mujeres...

Hoy me levanté, abrí mi computador y me puse a leer un artículo en un famoso diario electrónico.


Quedé muy sorprendida con el siguiente texto: “En el mundo laboral cada día son más necesarios equipos de trabajo mixtos. La mayoría de las veces cuando nos enfrentamos a equipos única y exclusivamente de hombres o mujeres, nos topamos con especies de clubes cerrados, unos muy masculinizados o grupos de mujeres donde desborda la emoción y las rencillas”


Comienzan a llegar a mi cabeza varias preguntas:


  • ¿Estoy de acuerdo con esto que he leído?


  • ¿Será que en un equipo de puras mujeres no cabe lo racional y es un desborde de pura emoción y sentimientos?


  • ¿Son los grupos de mujeres ambientes tóxicos invadidos de conflictos, envidias y competencias?


He sido parte de grupos mixtos y también de grupos 100% de mujeres y si bien creo que la diversidad aporta mucho valor a los equipos, también he comprobado que trabajar entre puras mujeres es una gran y positiva experiencia.


Sostengo que hay un mito muy arraigado en nuestra cultura respecto a que los equipos de trabajo femeninos son sinónimo de problemas.


Desde mi punto de vista, y más aún, desde mi propia experiencia, en los equipos de mujeres se da una dinámica muy singular y positiva.


  • Cuando las mujeres trabajamos juntas nos acompañamos y nos entendemos.


  • Una mujer/jefa frente a otra mujer/empleada comprende y empatiza, por ejemplo, frente a una hora en el hospital, con la búsqueda de un disfraz para el colegio o con cualquier actividad extra laboral que implique responsabilidades o cuidados de tercero/as.


  • Cada una de nosotras está consciente de los múltiples imprevistos que a diario enfrentamos las mujeres.


  • Cada una de nosotras asume múltiples roles que queramos o no, afectan e inciden en nuestro desempeño laboral y sentimos que no podemos rendir como quisiéramos y ahí siempre habrá una buena compañera para apañarnos.


Por ejemplo, un gran número de mujeres que trabajan son madres, muchas veces las únicas sostenedoras de sus hogares, otro gran número son mujeres cuidadoras, a cargo de personas de la tercera edad y/o personas con necesidades especiales. Este escenario es compartido por la mayoría, y al ser así, nos hace entendernos y ponernos en el lugar de la otra.


Por esta razón es muy importante derribar los mitos existentes de que los grupos de mujeres son un clan histérico y conflictivo, y revertirlo por el que los grupos de mujeres se apoyan y se potencian.


Hoy gracias al movimiento feminista incorporamos una nueva palabra en nuestro vocabulario, con un sentido ético, político y reivindicativo: La Sororidad.


La sororidad se define como la relación de hermandad y solidaridad entre las mujeres para crear redes de apoyo. La sororidad cuestiona esta supuesta rivalidad y reivindica esa complicidad entre nosotras y por ende, refuerza la idea de que un grupo de mujeres trabajando juntas, es un grupo maravilloso que se acompaña y se apoya siempre.


Acuñemos en nuestro lenguaje la SORORIDAD, como sinónimo de hermandad, apoyo y acompañamiento.



Escrito por: Rosario Pavez



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